El Club Sportivo Villa Cubas fue fundado un 25 de agosto de 1932, en un banco de la “placita” del barrio, casí sobre calle Lavalle, y, tras una prolongada inactividad, se reorganizó el mismo día pero del año 1940, en Ministro Dulce al 220.
Sobre su nacimiento, Laureano Agüero, el primer arquero del club, recordó en una evocación: “a corta distancia de los restos chamuscados del kiosco de la fracasada quermese de don Arturo, un grupo de muchachos descansaba de las fatigas del reñido picado vespertino y desgranaba en el silencio del atardecer el gastado rosario de sus sueños y de sus esperanzas. Estaban allí y aun los veo a través de la bruma del recuerdo, casi todos los integrantes de mi querida barra de ayer. Marciano Roncero, Antonio Albarracín, “El Tigre” Oviedo, Saturnino Balverdi, “El Flaco” Luis Chávez, Julián Roncero, Aníbal Romero, “El Negrito” Díaz, Ricardo Esparza, Armando Soria, Eduardo Vega, Alberto Andrada, el que éstas líneas escribe y otros que hoy le gambetean a la memoria pero que viven en lo más recóndito del corazón”.
Continuando, recordó que “El Gallego” Roncero propuso “¡Que lindo sería tener un club en el barrio…! Podíamos reunirnos todos los que andamos desparramados en el Mitre, en Sarmiento, en Catamarca Central y fundar un club para nosotros…así no tendremos que mendigar en otros cuadros para que nos hagan jugar y hasta podríamos, si la suerte nos ayuda, afiliarnos a la Liga”.
Agüero, luego, expresó: “La idea fue acogida con singular entusiasmo y ahí mismo, en torno al banco de la plaza, comenzamos a forjar proyectos, a barajar los nombres de los futuros dirigentes y también a soñar que la gloria futbolística nos elevaba a la categoría de ídolos, como los que aparecen en las tapas de “El Gráfico”.
Para su ‘nacimiento’ fueron importantes, claves diríamos, una serie de personas, apasionadas por la institución. Se puede mencionar, la correcta actuación del dueño de casa, don José Robustiano Vega; la serena, meticulosa y siempre oportuna opinión de don Antonio Reynoso; la rectitud muchas veces intransigente de don Luis Isaías Ávila; la ordenada y eficiente actuación de José Lencinas, en su rol de secretario; la inquietud, siempre colmada de sueños del ‘maestro’ Soria, en su papel de Presidente; la nerviosa y constructiva opinión de don Carlos Colombres; la segura y siempre correcta participación del ‘Ñato’ Cano; la oportuna y autorizada contribución de don Tomás A. Soria; la simpatía del ‘Flaco’ Ballona con su sana predisposición de concretar las misiones que se le encomendaba y la reconocida generosidad del ‘Tucumano’ Tomás Bustamante.
Su reorganización
El acta de la reorganización menciona también que estuvieron presentes esa noche de 1940, las siguientes personas: Miguel Fernández, José Ávila, Luis Vega, ‘Toto’ Lizarraga, Eduardo L. Vega, Luis A. Acosta, Nicolás Varela, Julián Alonso, Enrique Cancino, Andrés Aviega, Pedro Aviega, Ángel Toscanelli, Emilio Toscanelli, Ángel Rivas, Pedro Vega, Aníbal Romero, Justo P. Acosta, Rodolfo Acosta, Miguel A. Picón, Rafael Bustos, Mario Patané, Jesús Sigampa, Bartolomé Ripol, Américo Ávila, Segundo Aguirre, Matías Gordillo, Luis Martínez, Juan Carrizo, Ángel Seco, Francisco Córdoba, Domingo Álvarez y Francisco Vega.
La primera sede social estuvo en la casa de don Wenceslao Esparza, en la calle General Roca y General Villegas. Y las prácticas las efectuaban en un predio baldío de una cuadra, en avenida Colón entre las calles Ministro Dulce y General Roca, donde actualmente se halla el tinglado en la Manzana del Turismo.
Con la reorganización consumada, entre los primeros jugadores que lucieron la casaca ‘albirroja’ se puede mencionar a: Alberto ‘Pincha’ Andrada, Ramón ‘Tigre’ Oviedo, Saturnino Balverdi, Alejo Moreno, Laureano ‘Sordo’ Agüero, Armando Soria, Julián Roncero, Domingo Casimiro, Miguel Ángel Díaz, Ramón y Elías Pizarro ‘Los Chingoleros’, Ricardo ‘Zurda peligrosa’ Esparza, Miguel ‘Tortilla’ Fernández, Aníbal y Blanco Romero, ‘Pococha’ Gómez, Raúl Cardoso, Eduardo Lucas Vega, y David Simón Barrionuevo. Así, surgió y renació el Sportivo Villa Cubas.
Sobre su nacimiento, Laureano Agüero, el primer arquero del club, recordó en una evocación: “a corta distancia de los restos chamuscados del kiosco de la fracasada quermese de don Arturo, un grupo de muchachos descansaba de las fatigas del reñido picado vespertino y desgranaba en el silencio del atardecer el gastado rosario de sus sueños y de sus esperanzas. Estaban allí y aun los veo a través de la bruma del recuerdo, casi todos los integrantes de mi querida barra de ayer. Marciano Roncero, Antonio Albarracín, “El Tigre” Oviedo, Saturnino Balverdi, “El Flaco” Luis Chávez, Julián Roncero, Aníbal Romero, “El Negrito” Díaz, Ricardo Esparza, Armando Soria, Eduardo Vega, Alberto Andrada, el que éstas líneas escribe y otros que hoy le gambetean a la memoria pero que viven en lo más recóndito del corazón”.
Continuando, recordó que “El Gallego” Roncero propuso “¡Que lindo sería tener un club en el barrio…! Podíamos reunirnos todos los que andamos desparramados en el Mitre, en Sarmiento, en Catamarca Central y fundar un club para nosotros…así no tendremos que mendigar en otros cuadros para que nos hagan jugar y hasta podríamos, si la suerte nos ayuda, afiliarnos a la Liga”.
Agüero, luego, expresó: “La idea fue acogida con singular entusiasmo y ahí mismo, en torno al banco de la plaza, comenzamos a forjar proyectos, a barajar los nombres de los futuros dirigentes y también a soñar que la gloria futbolística nos elevaba a la categoría de ídolos, como los que aparecen en las tapas de “El Gráfico”.
Para su ‘nacimiento’ fueron importantes, claves diríamos, una serie de personas, apasionadas por la institución. Se puede mencionar, la correcta actuación del dueño de casa, don José Robustiano Vega; la serena, meticulosa y siempre oportuna opinión de don Antonio Reynoso; la rectitud muchas veces intransigente de don Luis Isaías Ávila; la ordenada y eficiente actuación de José Lencinas, en su rol de secretario; la inquietud, siempre colmada de sueños del ‘maestro’ Soria, en su papel de Presidente; la nerviosa y constructiva opinión de don Carlos Colombres; la segura y siempre correcta participación del ‘Ñato’ Cano; la oportuna y autorizada contribución de don Tomás A. Soria; la simpatía del ‘Flaco’ Ballona con su sana predisposición de concretar las misiones que se le encomendaba y la reconocida generosidad del ‘Tucumano’ Tomás Bustamante.
Su reorganización
El acta de la reorganización menciona también que estuvieron presentes esa noche de 1940, las siguientes personas: Miguel Fernández, José Ávila, Luis Vega, ‘Toto’ Lizarraga, Eduardo L. Vega, Luis A. Acosta, Nicolás Varela, Julián Alonso, Enrique Cancino, Andrés Aviega, Pedro Aviega, Ángel Toscanelli, Emilio Toscanelli, Ángel Rivas, Pedro Vega, Aníbal Romero, Justo P. Acosta, Rodolfo Acosta, Miguel A. Picón, Rafael Bustos, Mario Patané, Jesús Sigampa, Bartolomé Ripol, Américo Ávila, Segundo Aguirre, Matías Gordillo, Luis Martínez, Juan Carrizo, Ángel Seco, Francisco Córdoba, Domingo Álvarez y Francisco Vega.
La primera sede social estuvo en la casa de don Wenceslao Esparza, en la calle General Roca y General Villegas. Y las prácticas las efectuaban en un predio baldío de una cuadra, en avenida Colón entre las calles Ministro Dulce y General Roca, donde actualmente se halla el tinglado en la Manzana del Turismo.
Con la reorganización consumada, entre los primeros jugadores que lucieron la casaca ‘albirroja’ se puede mencionar a: Alberto ‘Pincha’ Andrada, Ramón ‘Tigre’ Oviedo, Saturnino Balverdi, Alejo Moreno, Laureano ‘Sordo’ Agüero, Armando Soria, Julián Roncero, Domingo Casimiro, Miguel Ángel Díaz, Ramón y Elías Pizarro ‘Los Chingoleros’, Ricardo ‘Zurda peligrosa’ Esparza, Miguel ‘Tortilla’ Fernández, Aníbal y Blanco Romero, ‘Pococha’ Gómez, Raúl Cardoso, Eduardo Lucas Vega, y David Simón Barrionuevo. Así, surgió y renació el Sportivo Villa Cubas.
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